vuelvo a comenzar

"Fue la suerte o el azar,
el karma o la casualidad,
que nos pusieron justo aquí

parece que el destino tiene un plan

y tu corazón luz incandescente

cambia de color de un sutil azul

pinta mi interior"

Ya decía yo que algo no andaba bien, que el querer esperar más tiempo era pura necedad, ya es jueves; llevo 2 días esperando que si aumenta el líquido, que si no se que y ya tengo contracciones... y miedo, mucho.

Mi hermana mayor insiste en hacer otro ultrasonido, resultando entonces que la operación no puede esperar más, es URGENTE realizar la cesárea.

Papá me lleva al hospital, y mi ánimo está al 100, trato de no pensar en lo que va a ocurrir en unas horas, mis hermanos y familia están con nosotros; yo jugueteo, bromeo y río a carcajadas; paso de 0 a 100 en cuestión de horas, alguien que nunca ha estado hospitalizada que nunca se ha roto nada tiene que responder las encuestas de doctores y enfermeras, dejarse preparar y envalentonarse desde el suero.

Dan las 21:00 no he caído en que es la hora, en la tele está por empezar la película de los simpson y todos en el cuarto parecen más emocionados por eso, pareciera que es un día común y que estamos en mi recámara... pero no, entra entonces la enfermera diciendo a todos que se despidan por que ya me lleva... Héctor entonces me dice que no entrará conmigo por que el doctor así lo ha decidido... aguanto fuerte las ganas de llorar, de levantarme y correr para no enfrentar sola esa parte de mi vida.

A toda velocidad me sacan como si algo malo me pasara, entonces siento como si me saliera de mi cuerpo, como si ese pasillo tan pequeño pero tan largo fuera recorrido por alguien más, como si esto le pasara a otra persona y yo sólo estuviera de mirona.

Ya adentro me ponen la epidural, no me duele; mi preocupación es más por ver la cara del doctor y la del pediatra, todo empieza, y junto con todo el chou mis nervios amenazan con atacarme, con hacerme temblar y perder el control de mi misma, le pido entonces a la anestesióloga que me de la mano; extrañanada me pregunta que como espero que llene sus reportes si me da la mano -No lo sé, sólo demela- me calmo un poco más cuando el doctor se asoma a las 21:3o para decirme que ya va a sacar a mi bebé, a las 21:35 se escucha un grito fuerte, un grito de alguien cuyos pulmones funcionan a perfección... el grito de mi bebé que esperaba con ansía salir de mi vientre... le pido que grite más y más fuerte, me dejan ver como lo limpian y lo llevan conmigo, le doy un beso en su mejilla y me descubren lo que ya sabía, es hombre.

Aguanto de nuevo las ganas de llorar sin control, pero mis brazos traicioneros comienzan a reflejar espasmos, a reflejar ganas de que tiemble, llore y pida que todo termine; pero no, entonces siento un par de manos abajo de mi busto y pregunto inocentemente -ya terminamos?- obtengo un -no, vamos a limpiarte- al tiempo que me siento como un bote de helado casi terminado el cual es raspado con muchas, muchas fuerzas.

De ahi sólo recuerdo haber mencionado que me estaba doliendo, despierto y estoy con una enfermera con la que una parte de mi platica animadamente; son las 10:40 y yo no recuerdo la última hora transcurrida...

Salgo y veo al hombre que me acompaña en la vida, me mira con cara de asombro y sonríe; llego con él y su mamá a la recámara, me pasan a la cama y nos abrazamos... ahí es donde mi verdadero yo cede y sólo menciona -no sé como le acabo de hacer- en medio de un pequeño llanto.

Esa noche la paso sin mi bebé, pero ya sintiéndolo cerca; al otro día me lo llevan a las 9am; es un pequeño que abre los ojos y sostiene con fortaleza su cuello; un bebé fuerte que se peleó con la incubadora, que probó que no la necesita; una personita a la que le puede pasar ya cualquier cosa, alguien que en corto tiempo ha enfrentado junto con su mami situaciones complicadas, y por el mismo situaciones díficiles...

La realidad es que... yo no fui la fuerte, yo no me saqué a mi misma del miedo para enfrentar contracciones, inyecciones y la cesárea, yo no soy sola la que se sostuvo durante 9 meses complicados física y emocionalmente, yo no soy la que no siente nada por la cesárea y ya quiere correr y brincar... no, yo no soy.

Esa fuerza es tuya y te la agradeceré de por vida Mateo.

(Timbiriche, Vuelvo a comenzar, Vivo en vivo, EMI, 2008)